jueves, 16 de junio de 2016

fabula

El tigre que pidió ayuda a un ratón


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  Érase una vez en el reino de los tigres, uno que contaba con una fuerza increíble y cuyo rugido hacía temblar al resto de tigres que hallaban a su lado. Sin embargo, un día mientras estaba cazando fue capturado por una trampa de la que no pudo escapar.

Tiempo después y antes de que llegasen los cazadores a por él, un ratón salió de una cueva con las primeras luces del alba y se encontró al tigre allí frente a él. Sintió muchísimo miedo y se quedó paralizado. Aunque el tigre era muchísimo más fuerte que el ratón, decidió no hacerle nada. No obstante, este gesto por parte del tigre no sería enteramente gratuito ya que le pediría, a cambio, que le ayudase a liberarse de las cuerdas que le sujetaban.

Los leñadores querían talar el bosque


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Había una vez un empresario que tenía pensado construir un Centro Comercial a las afueras de la ciudad de Toledo. Sin embargo, necesitaba espacio para dicha construcción y pretendía terminar con un bosque centenario que se encontraba en los exteriores de la misma ciudad.

Un grupo de niños de Instituto se enteraron de la noticia y fueron comprobando las repercusiones que tendría la tala de aquellos bosques tanto para el paisaje de la bonita ciudad toledana como para a nivel del ecosistema. No satisfechos con la propuesta del empresario, crearon unos carteles para informar a sus vecinos acerca de lo que estaba sucediendo, con el fin de atraer a más personas para que se mostrasen contrarias a la construcción del Comercial.
Dos meses más tarde llegaron al lugar un grupo de leñadores y excavadoras para comenzar con las tareas de corta de los árboles, pero en el lugar había más de 500 personas y no pudieron comenzar. Un conjunto de manifestaciones se fueron convocando por la ciudad y finalmente, el alcalde de la ciudad entendió que sus ciudadanos no querían aquel recinto por lo que suspendió la licencia que había otorgado tiempo atrás. Moraleja: Quizás con un grano de arena no se pueda construir una playa, pero un montón de granos de arena sí que pueden lograrlo.

Fabula de La Gallina de los Huevos de Oro


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Un hombre granjero descubrió que una de sus gallinas ponía huevos de oro. Él era muy feliz viendo que una vez al día, todos los días de la semana, esta gallina ponía un huevo de oro. Rápidamente se convirtió en la mejor gallina de su granja y pensó en la cantidad de dinero que podría conseguir y lo rico que le haría.

Pero un día el granjero pensó en que esa gallina de los huevos de oro podría ser mucho más especial, ya que si ponía huevos de oro todos los días, también tendría mucho oro en su interior. El granjero pretendía hacerse rico con la gran cantidad de oro que su gallina de los huevos de oro tenía. Sin embargo, cuando abrió a la gallina se dio cuenta de que no tenía ningún grano de oro sino que estaba hecha como las demás.
De esta forma, el ambicioso granjero se quedó sin los huevos de la gallina y también sin la gallina en sí, puesto que la había matado. Ya nunca más volvería a tener aquellos huevos de oro que tan feliz le hicieron.
Moraleja: Es mejor conformarse con lo poco que uno tiene a perderlo todo para siempre


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